miércoles, 5 de octubre de 2016

Esta obra fue publicada en una editorial independiente en 2015, la comparto con ustedes :)

El pedido de la princesa
En la tercera torre más alta se encontraba ella. No sabía cómo ni cuándo había llegado hasta allí, pero las llagas en sus muñecas indicaban que desde hacía un largo tiempo.
En su cabeza tenía recuerdos borrosos de un infructuoso matrimonio, seguido de su condena a muerte ordenada por la Reina.
Luego su memoria evocó los hechos con claridad. Ella se había enamorado del príncipe del país vecino y su madre la Reina, había arreglado su matrimonio más por fines políticos que por el amor que tenía la pareja. Pero a medida de que pasaba el tiempo, el amor que sentía el príncipe por sí mismo pudo más, y la  princesa vio agonizar su relación de a poco, hasta que sólo quedó dolor.
Las cortesanas, por su parte, no soportaban saber que el reinado corrupto de la Reina terminaría cuando la honesta princesa tomara su lugar, y con ello todos sus beneficios. Así que acusaron a la princesa de conspiración contra su país, y la Reina (que no podía soportar que su hija no la dejara manejar sus arreglos políticos con el país vecino a su antojo) la condenó a muerte.
La mandaron a la torre más alta del castillo sin comida ni bebida, para matarla al día siguiente, pero su carcelero (y futuro verdugo) se había cautivado con la belleza de la princesa y no quiso matarla, por lo que la mantuvo viva a escondidas mientras abusaba de ella.
Sus lágrimas corrían con más rapidez a medida de que cada imagen pasaba por su cabeza. En la penumbra, podía escuchar el ruido de las ratas moverse cerca de ella, royendo los restos de pan duro que quedaban.
Desde la ventana entraba la luz taciturna de la luna creciente, rodeada de estrellas centellantes.                  
Ella miraba el cielo con ojos perdidos, como si la Divina Providencia le otorgara la salvación desde lo profundo del universo. Entonces, una estrella fugaz iluminó el firmamento, y en un desesperado ataque de locura la joven cerró los ojos y pidió un deseo.
Cuando abrió los ojos, estaba acostada en una cama vieja, y sudaba en frío como si tuviera fiebre. La cama era parte del pequeño ambiente que conformaba una precaria cabaña de madera. A su lado, estaba sentada una anciana de largos cabellos blancos que se le acercó exasperada y le sacó un brebaje negro y humeante que tenía la joven en sus manos.
-Le dije Princesa, que no era bueno ver el futuro- dijo la bruja.

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